viernes, abril 28, 2006

Julio Cortazar, mi inspiración.


Iría directo al infierno, sección desagradecidos; si no eligiera como fuente de inspiración para mi primer blog al gran cronopio Julio Cortazar. Este señor de vida curiosa y fructifera, me descubrió la esfera de la literatura como el medio más fértil para comunicarse, pero también para descubrir, viajar, enamorarse, temer, y todos esos verbos que conforman la vida individual y colectiva, sin olvidarse del más importante, reir.

Mi vida como escritor puede que empiece hoy con Cortazar, y me gustaría que fuera un agradecido comienzo, pues fue con él, y con sus Historias de cronopios y famas, con las que descubrí, como la lectura te puede mostrar los entresijos del osos que no para de hacer ruidos en las tuberías, o los riesgos del cierre relámpago (uggg que dolor).

Después de los cronopios y famas, vinieron más aventuras, por autopistas del sur, o en apartamentos donde te tienes que ir por una ocupación realmente incomoda. Al final te terminas dandote cuenta de que Julio era un jugador empedernido cuyo único objetivo en el juego es dar a conocer, abrir y juntar mentes con espacios para que el juego tenga sus resultados. Rayuela, quizás el mejor manual de instrucciones del mundo para saber saltar en tu propia vida, rompió todos mis esquemas personales, necesitando, a partir de entonces, ser parte activa de la literatura, para desvirgarme como escritor, para destrozarla a mi manera y para intentar que alguien saque algo interesantemente nuevo de mis palabras. Entonces estaremos por el camino de la siguiente celda de la rayuela.

Evidentemente, no tengo objetivos como escritor, ni mucho menos; pero como persona, me encantaría ser útil para la gente con mis palabras. Igual que lo fue Julio para tantos. Nunca me olvidaré de aquel tornillo que alguien posó en la lápida de Julio en el cementerio de Montparnasse, que fue como reencontrarme con la prueba del santo grial, tan de moda ahora; o cuando deambulaba por la calle donde dormíamos en Buenos Aires y descubrí una enorme rayuela de 50 metros que ponía Homenaje a Julio Cortazar (mi novia Eider dice que eran de muchos menos, supongo que era la emoción).

Dos momentos fantásticos, dos hechos sin importancia objetiva, que fueron la locura química para mis emociones. Gracias Julio por tus palabras y por enseñarme el juego. Disfrutemos de la locura de la vida jugando a ser escritores.

¿Echamos una rápida?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No te quedaras solo en este post,no?
Tienes lectores!!!
Curratelo!!!

Anónimo dijo...

Como Cortazar hay muy pocos.
Es una alegria saber que sigue tan causando buenas vibraciones.

Anónimo dijo...

Es una enorme alegría saber que hay personas cercanas que aprecian la obra del ineludible Cortázar.
En Argentina, son libros de culto, pero en Guatemala es difícil encontrar personas con quien compartirlo, y menos en Xela.
Te felicito por esta página, espero que podamos comunicarnos más, Yo trabajo en Xela.

SALUDOS
FLOR DE MARIA PEREZ
florpertzal@yahoo.com

Anónimo dijo...

Vi luz y entré.
Digamos que es como pasar por la biblioteca y sentirse totalmente tentado y atraido por esos relatos de Julio.
No te vayas a dar por vencido ahora, que queda tiempo... que mas de uno se va a sentir identificado.
saludos!

Xela dijo...

Prometo ensayar con el gran Cortazar y alguna de sus posibilidades. Gracias a todos.

Elena dijo...

Un texto que es toda una declaración de intenciones valiente y sensata (lo de la valentía como una forma de insensatez es definición de los cobardes).

He terminado Rayuela (no la había leído hasta ahora)hace unos veinte días, así que me ha costado muy poco, nada, seguirte en tu emoción.

La última vez que estuve en París yo me fui en peregrinación al cementerio de Montmartre, porque ahí está mi adorado Stendhal. Cuando mi padre y yo llegamos a la tumba, nos encontramos a otro padre español que se la enseñaba a su hijo de 12 o 13 años mientras le explicaba el placer que le había deparado leer los libros de ese señor cuyos restos de descomponían ya bajo la piedra.

Afortunadamente, somos muchos los que conformamos la secta de los adoradores de la literatura.

Un abrazo.