martes, mayo 30, 2006

El deporte nacional


Quiero hacer un homenaje al pueblo español. Continuamente van saliendo estadísticas más o menos fiables en la que los españoles salimos siempre mal situados, si no se habla de fiesta o de gastronomía. Por ejemplo en el trabajo, somos los más ineficientes pues pasamos más horas que nadie delante del ordenador, y sin embargo, los niveles de efectividad dejan mucho que desear. Por ello, y lejos de echar más leña al fuego, mi homenaje se basa en nuestro deporte nacional: arregla el mundo con un cafelito, sin tener ni puta idea.

Sin ir más lejos, el próximo mundial de fútbol nos aporta un magnifico trampolín para exhibir el claro potencial español. Mientras los aficionados de medio mundo están deseando que empiece el mundial para disfrutar con los goles y jugadas de sus compatriotas, nosotros seguimos hablando del partido del sábado, del golazo que marcó Morientes, del sistema de juego tan claro que puso Aragonés, y sobre todo de cuantos goles de diferencia le vamos a marcar a Brasil en cuartos. La famosa frase de lo importante es participar, no se refiere al deporte como competición, sino al satisfactorio deporte de despotricar de todo el mundo y quedarse más ancho que alto.

Todo está mal o todo se puede mejorar y yo sé como hacerlo. En líneas generales este es nuestro sistema de juego para hacer alineaciones, sustituciones, combinaciones e incluso para cagarse en el pariente más cercano de jugador, árbitro o entrenador. No lo podemos negar, lejos de disfrutar del hecho de animar y sentirnos participes de un proyecto común, en el fondo nos mola que caigamos siempre en cuartos para poder tomarnos el cafelito y explicar con pelos y señales las claves del éxito y del fracaso. No vemos a la selección española de fútbol como una apuesta deportiva en un gran evento, sino como la mina de oro para hablar con el inaccesible jefe, cambiar la meteorología por el fútbol en el ascensor o juntar a la familia en una misma mesa y sentirte padre ejemplar. Por eso, cuando estamos al final del partido y vamos perdiendo, nos entra la sonrisa de satisfacción, pues tenemos material para una buena temporada.

Ojalá nos eliminen pronto en el Mundial y podamos seguir presumiendo allende de los mares de contar entre nuestras filas de grandes pensadores sin necesidad de tocar un libro. De lo contrario una gran depresión maligna ocupará nuestra sociedad. Seremos los mejores en fútbol y unos desgraciados en nuestros quehaceres cotidianos.

Así pues, que gane el mejor, España favorita a vivir del cuento y los españoles… la mar de contentos.

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